martes, 27 de octubre de 2015
jueves, 15 de octubre de 2015
Una pequeña y gran visita.
¡Buenas tardes! Os quiero contar mi experiencia en el primer día de visita a la guardería.
La clase a la que me tocó ir fue a la de los niños más pequeños, de 0 a 1 años.
Cuando entré en la clase, me convertí en el centro de atención de tod@s. Extrañaban no haberme visto antes, y como si no entendieran por qué ese día había tres profesoras en vez de dos como siempre. Al principio todos me miraban con cara rara, pero enseguida me soltaron una gran sonrisa y una carcajada al yo hacerle un par de gracias.
Comenzaron la clase sentados en asamblea mientras que las profes les leían un cuento a la vez que interpretaban con ruidos y la voz alta todo lo que sucedía en la historia.
En el cuento salían numerosos animales y colores, así como las partes del cuerpo. Ellos miraban con gran interés los dibujos coloridos. También le enseñamos un plato y una cuchara de plástico, así como el movimiento de llevarse la cuchara a la boca por sí mismos, para que vayan identificando algunos de esos objetos primordiales.
Luego los pusimos a gatear dentro de un parque cerrado con el suelo de colchonetas, varios de ellos hasta conseguían ponerse de pie solos, agarrados a algún juguete para sostenerse.
Después de jugar largo rato, les dimos la merienda y acto seguido se quedaron todos dormidos mientras los mecíamos en sus carritos.
En la hora del recreo los bebés se quedan durmiendo, por eso yo me fui al patio a conocer a los demás niños de la guarde que son más grandes y salen a jugar. Durante este tiempo cantamos, jugamos y conocimos un poco más a los niños, ya que te relatan todo lo que se les pasa por la cabeza como que canción les gusta, su comida preferida o como se llama su mascota.
A la vuelta del recreo, volví a mi clase. Para los más pequeños ya era la hora de almorzar, para después hacer los cambios de pañal e irse limpitos a casa.
No pude disfrutar de este ratito porque ya tenía que volver al instituto.
La experiencia me ha encantado, ha sido muy gratificante y enriquecedora. Es imposible no salir de allí con una sonrisa, sonrisa que ellos mismos contagian con su alegría e interés en ti.
Espero volver pronto y poder pasar más tiempo con ellos.
La clase a la que me tocó ir fue a la de los niños más pequeños, de 0 a 1 años.
Cuando entré en la clase, me convertí en el centro de atención de tod@s. Extrañaban no haberme visto antes, y como si no entendieran por qué ese día había tres profesoras en vez de dos como siempre. Al principio todos me miraban con cara rara, pero enseguida me soltaron una gran sonrisa y una carcajada al yo hacerle un par de gracias.
Comenzaron la clase sentados en asamblea mientras que las profes les leían un cuento a la vez que interpretaban con ruidos y la voz alta todo lo que sucedía en la historia.
En el cuento salían numerosos animales y colores, así como las partes del cuerpo. Ellos miraban con gran interés los dibujos coloridos. También le enseñamos un plato y una cuchara de plástico, así como el movimiento de llevarse la cuchara a la boca por sí mismos, para que vayan identificando algunos de esos objetos primordiales.
Luego los pusimos a gatear dentro de un parque cerrado con el suelo de colchonetas, varios de ellos hasta conseguían ponerse de pie solos, agarrados a algún juguete para sostenerse.
Después de jugar largo rato, les dimos la merienda y acto seguido se quedaron todos dormidos mientras los mecíamos en sus carritos.
En la hora del recreo los bebés se quedan durmiendo, por eso yo me fui al patio a conocer a los demás niños de la guarde que son más grandes y salen a jugar. Durante este tiempo cantamos, jugamos y conocimos un poco más a los niños, ya que te relatan todo lo que se les pasa por la cabeza como que canción les gusta, su comida preferida o como se llama su mascota.
A la vuelta del recreo, volví a mi clase. Para los más pequeños ya era la hora de almorzar, para después hacer los cambios de pañal e irse limpitos a casa.
No pude disfrutar de este ratito porque ya tenía que volver al instituto.
La experiencia me ha encantado, ha sido muy gratificante y enriquecedora. Es imposible no salir de allí con una sonrisa, sonrisa que ellos mismos contagian con su alegría e interés en ti.
Espero volver pronto y poder pasar más tiempo con ellos.
lunes, 12 de octubre de 2015
Aquí os dejo un video que me ha impresionado mucho:
https://www.youtube.com/watch?v=REs8ByGH62k
https://www.youtube.com/watch?v=REs8ByGH62k
Lo creamos o no, nuestro niño interior no se ha ido para dejar paso al adulto serio que eres ahora. Él, aún reside en ti, aunque permanece la mayoría de las veces oculto y reprimido porque no nos podemos permitir dar salida a lo que fue, a lo que representa.
Tu niño interior te pide que lo quieras, que lo cuides. Demanda amor y que a su vez, seas capaz de ofrecer amor. Desea ser abrazado, mimado, cuidado y convertirse en el punto de atención de tu vida. ¿Te suena de algo? Es la autoestima.
CONÉCTATE CON TU HIJO, CONÉCTATE CON TU NIÑO INTERIOR.
~ JUEGA ~
domingo, 4 de octubre de 2015
Yo estoy completamente de acuerdo con ésta reflexión ¿Y tú?
Lo dijo Nelson Mandela: "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, que el descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación. No es lo que nos viene dado, sino la capacidad de valorar lo mejor que tenemos lo que distingue a una persona de otra."
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